Cuenta la historia que en el año 1456 los cristianos de Jimena huyendo de los moros cogieron una imagen de la virgen esculpida en piedra arenisca y la escondieron en las cercanías del municipio.

En 1600 el escribano Luis Martínez, vecino de Jimena, encontró la imagen en una cueva del barranco de Cánava, por este motivo, Cánava fue el lugar elegido para la construcción de la primera ermita, ya que reunía excepcionales condiciones de retiro y emotividad. Este templo quedó destrozado por un terremoto en 1755, siendo reconstruida en el mismo lugar una pequeña ermita de armoniosa arquitectura, con espadaña y camarín en el interior, para volver a poner en su lugar la imagen de la patrona, la Virgen de los Remedios.

Aquí también podemos encontrar el paraje de Cánava, un lugar tranquilo y evocador por donde se discurre un manantial de agua, donde el caminante puede disfrutar de la naturaleza en su más puro estado, Olivos, higueras, álamos y palmeras sombreando la Lonja de Cánava.

En sus cercanías hay tres pilares de piedra llamados: Pilarillo chico y Pilar de Cánavas y el famoso Pilar de los siete caños.

El Pilarillo Chico está situado a escasos metros del Pilar de los siete caños, en el mismo muro. era donde los niños bebían agua porque el los demás eran demasiado grandes, por eso ese elevador metálico al lado de la fuente.

El Pilar de Siete Caños ha sido remodelado en varias ocasiones. Sus siete caños vierten su agua sobre una pileta principal. Está adosada a un muro cubierto con azulejos de decoración geométrica y cubierto con un tejaroz.

El Pilar de Cánava es un pilar circular de un solo caño que derrama su agua a una piedra apoyadero de cantaros y ésta a su vez derrama al pilar circular. Sobre el pilar aparece una inscripción con el año 1699.